martes, 20 de junio de 2017

reflexiones al cero

Siento desde hace tiempo una inmensa necesidad de desahogarme.
Casi casi una ansiedad de plasmar en palabras eso que siento en ese momento.
Me refiero a ese momento que, por más que de forma irremediable se repita una y otra vez en nuestras vidas, uno nunca acaba de dominar.
Probablemente no exista ningún deporte con tan alto nivel de adrenalina que uno experimente en sus carnes tan a menudo.
Y por más que uno trate de aprender, por más que uno piense "a la próxima no me pilla desprevenido"....amigo, la batalla siempre está perdida. Como casi siempre, tú no tienes la sartén por el mango

Ahí estás.

Dos meses después.

En el ascensor. Mirándote al espejo. Pensando cómo se lo vas a decir.

Las puertas se abren y caminas. Esta vez sí. Lo tienes claro.
"Piensa en otra cosa" - te dices a ti mismo. -"No dejes que esto te afecte. Hoy es el día que les ganamos la partida"

Ahí estás.
Agarras el pomo de la puerta de cristal.

El olor te resulta familiar. Tu estómago lo identifica.
Tomas aire.

Miras al frente

-"Buenas tardes. Tienen hora para cortar el pelo?"
-"Claro, siéntate y en cinco minutos te cojo"

Uno que ha rolado mucho por el mundo empieza a entender que cuando dicen te cojo no, no lo dicen con el sinónimo de agarrarte y cortarte el pelo. Lo decían claramente con todo el significado que un mexicano le puede dar al verbo coger. Desde la C hasta la R.

Hundido en el sofà de polipiel, los titulares de las revistas tipo Men´s Health que hay sobre la mesilla frente a ti te abstraen momentáneamente de tus miedos ocultos. "Prepara tus abdominales para este verano", o "Carbohidratos y proteìnas, las 5 reglas básicas" esconden un fascinante contenido que ni siquiera te da tiempo a descubir. Lo único que retiene tu retina son los fibradísimos cuerpos de aquellos que, al parecer, ya prepararon sus abdominales para el verano.

"Pasa por aquí"
"Pasa por aquí" - me dice. Son de traca.
Acaso existen varias posibilidades o diversos caminos para recorrer los 3.5 metros que separan tu sofá de polipiel y la pica de lavado de cabezas???
No es hora de sarcarsmos. Sólo quieres concentrarte al 100% en el que es sin duda el mejor momento de toda tu visita a la peluquería. Tu agua calentita y tu masaje. Tu olor a champù de menta y el sonido del agua relajándote.
Antes de empezar con el ritual vienen dos preguntas más de manual.
"Estás cómodo así?"
y
"Está bien el agua?"
Tras años de rolar por el mundo uno se da cuenta de que sólo existen dos proveedores de picas para lavar cabezas: las que es imposible que el agua salga templada y las que te rompen el cuello. De hecho apostaría a que últimamente los dos proveedores han hecho algún tipo de Partnership y ya sólo fabrican picas con lo mejor de cada casa...

Por lo tanto, mientras te estás crujiendo el cuello y quemando o helando con el agua, sonríes y das por respondidas las dos preguntas con un ligero movimiento de cabeza afirmativo. Total, no van a poder hacer nada.
Lo único que deseas en ese momento es que tu peluquero dé lo mejor de sí en ese masaje. Quieres que esos breves minutos de placer sean interminables, que no escatime en esfuerzo. Esos minutos valen todo tu sufrimiento.
El grifo se cierra y finaliza así el placer. Curisamente tienen un espejo delante tuyo, entiendo, para que el cliente se vea de forma ridícula con todo el pelo a lo punky.
Tras años de rolar por el mundo uno se da cuenta de que es una clara estrategia para que tu comparativa con el "después" no sea tan agravante.

"Por aquí" - te vuelve a indicar el peluquero.
Yo creo que ya es vicio. Tu silla de tortura está dos brazos de distancia de la pica de lavado.
Por joderles un poco a veces pregunto
"Por aquí?" - no está de más asegurarse.

Con la cabeza goteando llegas a esa silla como un alumno llega al pupitre de selectividad. Sabes que vas a salir vivo, pero estás absolutamente cagado.
Te colocan el cobertor.
Te acomodan un poco el pelo con el peine.
Y con naturalidad y frescura, como si no hiciera esa pregunta cien mil veces al mes, el peluquero te pregunta.
-"Qué, como lo quieres?"
MIERDA
MIERDA MIERDA MIERDA

Que cómo lo quiero??
Pues yo que sé. Bien. Guapo. Yo qué sé.
No te distraigas, sabías que esa pregunta llegaría.
Te la han hecho una vez cada dos meses durante los últimos treinta años. (bueno, alguno menos, que hasta cierta edad se la hacían directamente a tu madre)
Y cada vez, cada pregunta, la misma sensación.
Debería haber un traductor persona normal - peluquero / peluquero - persona normal. Yo le respondo con la palabra "bien" y el ya interpreta que tiene que dejarme el lateral más corto, pero no demasiado corto porque sino parezco espinete; que me tiene que dejar la zona central con algo más de pelo, pero sin pasarse, que luego me crece muy rápido y al poco tengo que volver a la peluquería, lo cual me da mucha pereza; que me tiene que degrafilar, o como cojones se llame eso, para que el pelo no me crezca estilo japonés y que por favor no se recree con los peinaditos.

Que maravilloso sería ese mundo en el que el peluquero te dice
"Que, como lo quieres?
y tu le dices
"Bien"

Y el te corta el pelo genial.

NO

Quieren que les des detalles. Y, por supuesto, uno no está preparado para eso.
No tienes ni puta idea y lo dejas claro explicando a duras penas lo que quieres.
Pero claro, en juego está tu imagen en los próximos dos meses.
La angustia te agarra en cada tijeretazo.
Disimulas mirando el móvil, pero tu ojo derecho no pierde de vista al hijo de puta que te está esquilando y que no está haciendo nada de lo que le has dicho (o bueno, si es que tú mismo sabes qué le has dicho).
No hay nada que hacer. Te rindes. Bajas la mirada al móvil o decides espiar la que le están liando al de al lado.

Después de rolar mucho por el mundo me he dado cuenta de algo y es...si tienen la maquinilla tienen el poder. Así que mejor poner buena cara.
No vaya a ser que dejen tus reflexiones al cero.

:)