jueves, 16 de junio de 2016

Bien, güero

Un año es sin duda tiempo suficiente para lanzarse a escribir un blog de un país.
Aunque, no nos engañemos, un blog sobre este país no se acaba ni en un siglo.
Difícil evitar que lo que  que lo que uno escribe se acerque a lo que ya muchos han escrito. O no. Intentaré desordenarme y alejarme un poco de los tópicos. A ver qué sale...

No existe Mexico sino es en una conversación sobre comida. No hay gusto en este país mayor que el imaginarse lo que uno va a comer y ponerle palabras a su imaginación para escucharse y de paso ser escuchado. La gula la debió inventar alguien que no pudo decidirse entre cemitas, carnitas, tacos o gorditas...y acabó por acabar con todo. 

Entre terremotos, erupciones de volcanes y revoluciones (muchas revoluciones!), el mexicano viaja en una balsa de aceite por el mundo, con el ahorita haciéndole competencia a su omnipresente bandera. 
El tiempo se para en carreteras rodeadas de nada y se alborota de nuevo en atascos donde de golpe se juntaron todos. Son tan mexicanos los atascos de México que no siguen patrones, ni horas punta, ni rutinas. Aparecen cuando aparecen, los días que aparecen y donde gusten. Con su permiso, claro. El respeto allá donde vayas, la sonrisa como bienvenida, dándole sentido en cada saludo a la palabra acogedor. 

Gira la cabeza 360 grados y te darás cuenta de que ninguna casa a tu alrededor está acabada. Cables entrelazándose de pared a pared de la calle desafiando al viento, muros grises esperando pintura que nunca llegará (al no ser en forma de propaganda política), forjados asomando la cabeza, tapas de alcantarilla hundidas y tejados sin tejas. Si miras por la ventana, televisor de 50 pulgadas. 

La familia por delante. Adolescentes de la mano de sus madres y los domingos con los abuelos, los tìos y los hijos haciendo picnic en el parque. La familia, los tacos, las chelas y el picante son la biblia.
Conocidos, muchos. Amigos más bien pocos.  En los amores, mucho amor. Besos en los parques que duran veinte minutos. Decir "te amo" como costumbre. Infinidad de moteles con acceso directo desde el coche hablan de que el amor....el amor efectivamente se comparte.

Herencia quizá de malos hábitos hispanos, los ricos no han dejado su despotismo y barbilla levantada frente a los pobres. Herencia de los malos hábitos quizá también, los pobres siguen agachando la cabeza sumisos y vengándose cuando pueden. 

La política como exagerado teatro. El politico como ser indeseado. Siempre la misma cantinela, todo lo que se roba, todo lo que nosotros no vamos a robar. Jeje. Y creíamos que lo de España era grave. 

Los europeos somos eso que aquí llaman güeros. Como blanquitos de piel. Ser un güerito no está tan mal, si se compara aquí con ser un gringo. Güerito, güero, suena afectivo. Lo es realmente. La historia se olvida porque no tiene sentido no olvidarla. 

Acaba el partido en la cancha del parque. Choque, abrazo, choque. 
-"Bien, güero, bien" 

Y para casa. Suena raro. Mi casa. 
A gusto. Mexico acoge. 

El año que viene más!




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