miércoles, 20 de enero de 2016

el puto amo

Es bastante habitual cuando uno vive en el extranjero que a uno le pregunten por la situación actual en España. De algún modo, aunque sólo sea por alguna reseña en los periódicos o en las noticias, en todos los lados ha llegado eso de la generación perdida en nuestro país.

Yo suelo responder que el término usado es bastante erróneo. La generación que yo conozco, la supuesta generación perdida, es más bien una generación ganada. Una generación que ha salido de su zona de confort como no se salía desde los tiempos en los que nuestros abuelos migraron del pueblo a la ciudad, con todo lo que ello conllevaba. 

La generación ganada se ha buscado la vida en un país nuevo, conociendo a medias el idioma o en algunos casos desconociéndolo por completo. Se ha abierto paso. Se ha hecho un sitio. Ha demostrado que, de perdida, nada. 

A la pregunta sobre la situación de España suelo responder siempre con el mismo ejemplo. El día 30 de diciembre organizamos nuestra cena de navidad los amigos del barrio. Somos, como digo, amigos del barrio, sin perfil alguno. Unas 30 personas, cada uno de su padre y de su madre, con más o menos estudios, con más o menos dinero en su familia; una mezcla suficientemente representativa como para sacar estadísticas. Pues bien, sacando estadísticas uno se encuentra con que aproximadamente el 40% del grupo vive fuera de España. Todos con un buen trabajo. 

Para todos esos, para toda la generación ganada, para los que rompieron ese confort de decir, trabajar, opinar, discutir y hasta pensar en su propio idioma...para todos ellos va dedicado este blog.

Acaba el día y la sensación regresando a casa es que ha podido pasar fácilmente una semana. La mente necesita descanso y lo busca mientras conduces, aunque el subconsciente sigue trayendo conversaciones en alemán. 
Es como si las neuronas pidieran tiempo muerto, como si tras pasarse el día corriendo empezase el agotamiento. 

Es cansancio físico, por eso de que las neuronas han corrido mucho. Pero, creo, es ante todo cansancio psicológico. Es agotador saber que llegas 0,5 segundos tarde a todos los razonamientos; que tus argumentos pierden peso por ese instante que tardas en reflexionar; que no estás entendiendo todo en los chistes de la comida; que no eres capaz de comunicar al 100% los matices de lo que quieres hacer llegar; que tu humor ya no es humor sino algo que queda pendiente de explicar.

Es psicológicamente agotador cambiar tu yo por ser otro yo en otro idioma. Mas pausado, menos impulsivo, menos gracioso. Como si corrieras con pesos en las piernas. Sabiendo que en realidad puedes correr más rápido, pero cediendo a la obviedad del peso que cargas 

Ocurre, como le ocurre a aquellos que entrenan con pesos, que cuando uno se quita ese lastre y puede hablar en su idioma...entonces es como una explosión. Las neuronas vuelven a esprintar, te sientes ágil, capaz de argumentar, enérgico en tu comunicación. Las palabras fluyen, y fluyen con la emoción que les quieras dar, con humor, sin él. Como tú quieras....

Hoy me motivé a escribir este blog tras una conversación con una compañera. "Acostumbrada a presentar en alemán"  - me decía - "hoy que he hecho una presentación en español, me he sentido..." - y somos los dos los que acabamos la frase a la vez - "el puto amo"