miércoles, 23 de noviembre de 2011

Forest Green

Tengo entre manos un caso digno de estudio que puede echar por tierra los principios de la ciencia moderna. En el momento que me percaté de la relevancia del asunto decidí que no podía quedarme parado y comencé a escribir a las instituciones científicas más relevantes del mundo. Universidad de Oklahoma, Instituto Pasteur, Max Planck Institut, y, en última instancia, Iker Jiménez.

Hace aproximadamente un año se acababa de abrir lo que a la postre sería uno de los Expedientes X más sonados: El caso Forest Green (Literalmente Bosque Verde, no confundir con Green Forest)
 Tras meses de estudios secretos y millones de euros de inversión en los mejores científicos y en los medios más avanzados, el caso fue repentinamente archivado. He intentado indagar sobre el tema, contactar con algunas de las personas que estaban al cargo de la investigación. Imposible.
Nadie parecía saber nada. Todas las puertas estaban cerradas. Me enteré de que El Dr. Hans Spikenson, director adjunto del proyecto, se encontraba en el hospital psiquiátrico de Frankfurt ingresado con un trastorno de esquizofrenia paranoica. El resto parecía haberse esfumando de la faz de la tierra. Incluso la secretaria de Iker Jiménez se negó a atender mis llamadas.

Pero no seré yo el que deje que un descubrimiento así se pierda entre las carpetas polvorientas de un caso archivado y es por eso que arriesgaré mi propia integridad física para difundirlo y que todo el mundo (mis 100 lectores semanales en este caso) conozca la verdad.


Barcelona, 17 de Noviembre de 2010. 18:42h. Centro Comercial Mercadona.
2 días después de mudarnos a nuestra nueva casa J. , J. y yo decidimos hacer la primera compra de productos básicos para el hogar. Detergente, escobas, papel higiénico, bayetas y un largo etcétera de productos. Llegamos a la sección lavavajillas líquido Bosque Verde. Nos detenemos frente a los distintos aromas. Aroma naranja. Aroma jabón de Marsella. AROMA PINO. Algo especial nos llamó la atención de aquel aroma, una energía extraña se apoderó de mis manos, que fueron atraídas hacia la primera botella de la tercera fila. Sin saber cómo aquella botella acabó en el carro.
Completamos la compra como habitualmente, con la habitual conversación con la cajera en la que nos hacemos los simpáticos cuando compramos con varios amigos.

Barcelona 23 de Noviembre de 2011. 23:05h. Nuestra casa.
Ha pasado un año desde la adquisición del lavaplatos Bosque Verde con AROMA PINO. 3 personas cenando cada día, habituales cenas con varias personas, esporádicas fiestas con mucho que fregar. Fregar, fregar, fregar. Uno de nuestros castigos diarios.
372 días apretando la botella para dejar un buen pegote verde sobre la esponja.
372 días en los que esa botella ha vivido a otra velocidad, como en otra dimensión.

Tras 372 días usando el lavaplatos cada día... TODAVIA QUEDA UN TERCIO DE LA BOTELLA.

Es acaso un desafío a la física?
Son posibles los viajes en el tiempo de la sustancias con aroma de pino?
Magia negra quizá?
Parece que algo muy fuerte se esconde detrás de esta misteriosa botella. Algo que llevó al condecorado Dr. Spikenson a ingresar en un hospital psiquiátrico y, lo que es aun más inaudito, algo que llevó a Iker Jiménez a guardar silencio.

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En realidad el asunto que me ha llevado a escribir este blog no ha sido lo mucho que nos esta durando la botella de lavaplatos….sino que ésto me sorprenda tanto.
Me doy cuenta de que la sociedad de hoy se compone de cosas que no duran. Y me doy cuenta de que en la mayoría de los casos no son las cosas las que no duran, sino nosotros los que las hacemos durar poco. Diría que no nos sentimos cómodos con algo que esta con nosotros demasiado tiempo.
Se imponen, de este modo, empresas que han sabido ver esta tendencia. O crearla, no lo sé.
Ikea, con muebles que duran 5 años frente a aquellos muebles que pasaban de generación en generación entre nuestros abuelos.
Zara y Cia, con jerseys que no duran 4 lavados, pero que olvidas en el armario antes siquiera del tercer lavado, porque ya te has comprado otro nuevo.
Decathlon, con artículos tan económicos que no me importa comprarme uno nuevo si el que tengo empieza a envejecer.
Hemos cambiado y nos han cambiado. Oficios como el del zapatero tienden a desaparecer. ¿Por qué? Pues porque cuando se me rompe un zapato no lo reparo, sencillamente me compro otro nuevo.
Somos, como digo, victimas de una sociedad; pero no vale con escudarse en eso, porque somos precisamente nosotros los que no queremos cosas viejas y generamos esa tendencia en la sociedad. Nos incomoda tener lo mismo durante mucho tiempo.

En fin, concluyo.
De algo podéis estar seguros. Os mantendré informados sobre el caso Bosque Verde ;)

miércoles, 16 de noviembre de 2011

TU SUERTE

Como cada día te asomas a tu ventana y echas el mismo vistazo de arriba a abajo a tu calle. Nada, no viene.
Otro día más esperando tu gran trayler, ese que te tiene que traer las toneladas de suerte que pediste hace tanto tiempo.
Mientras te giras para volver a tu habitación oyes algo. Te sobresaltas. Sí, es el ruido de un gran motor. De nuevo te apoyas en la ventana y buscas con la mirada. Allí viene. Sí, no hay duda. Al final de la calle, reluciente, con las llantas brillantes y un doble remolque recién pintado de amarillo. El estómago lo celebra, se te dibuja una sonrisa, aprietas los puños.  
Poco a poco alcanzas a leer un gran "TU" pintado en negro en el lateral del primer remolque. El camión avanza radiante muy despacio por tu calle, alargando cada segundo. Te das cuenta de repente de que todos los vecinos han salido como tú a la ventana (llevaban allí desde el principio?). El camión avanza y el segundo remolque te va dejando leer poco a poco "S-U-E-R-T-E"

TU SUERTE!!!

Por fin. Por fin el día que tanto llevabas esperando. Entras a llamar a todos los de la casa para que salgan a la ventana contigo. Os abrazáis, os agarráis, sonreís, no sabéis casi ni qué decir. Y cuando volvéis a mirar a la calle descubrís que el camión se ha parado en la casa de enfrente.

Vuelves a tu casa. Bajas la cabeza y un día más vuelves a repetirte lo que tantas veces antes te has repetido: "Esque nunca tengo suerte"

No creo en los grandes camiones de suerte. Ni los quiero. Me paso una vida esperando que me llegue la suerte en toneladas, pero no me llega. Me paso una vida sientiéndome desafortunado. "A mí nunca me toca". Y mientras espero al gran camión, ese que llegará radiante por mi calle a tocar en mi puerta, ese que llegará mientras todos mis vecinos lo miran...o ese que seguramente no llegará en toda al vida, me olvido de que cada día el cartero me va trayendo alguna carta con un puñado de suerte. Ni siquiera me molesto en abrir las cartas. Para qué, si el camión volvió a pasar de largo.

De unas semanas para acá aprecio en la fábrica cómo la gente gasta mucho dinero en lotería. Para gente con nuestro salario me atrevo a decir que gastan auténticas barbaridades. Se apresuran a comprar un número de cada uno de los muchos que se venden.
El objetivo oficial: que me toque.
El objetivo real: no ser el único al que no le toque

Vivimos por comparación. Somos tan felices o infelices como nos marque la media de felicidad e infelicidad de la gente que nos rodea.
Así, mientras a nadie le toque la lotería, seguiré siendo igual de feliz. Pero si ocurre que le la lotería toca a todos los que me rodean menos a mí entonces me siento un desgraciado. ¿Por qué, si yo sigo en la misma situación? ¿Por qué, si en realidad MI SUERTE no ha variado?

No he jugado ni un número a la lotería. Como dije antes, no creo en los grandes camiones de suerte. De hecho siento que esa suerte en toneladas es un gran desequilibrio que algún efecto tiene que traer consigo.
Por mi parte intento, con más o menos éxito, abrir cada una de esas cartas con un puñado de suerte que hay en mi buzón y guardármelo.
Y si lo hago así es porque creo que carta a carta, sin sobresaltos, sin desequilibrios, conseguiré llenar más de un camión a lo largo de mi vida.

martes, 8 de noviembre de 2011

24 +2 +2

Una de las experiencias más agradables que hay en la vida surge cuando uno tiene la oportunidad de enseñarle a alguien a quien aprecia que vive fuera algo tan suyo como su ciudad.

Cada rincón de la visita es una excusa para recordar un momento que haga tuyo ese rincón. Paseando, tu visitante con el mapa en la mano y tú con el mapa en los pies, se suceden edificios, calles y monumentos alternándose con bares, anécdotas, bancos en parques, anécdotas, plazas, anécdotas y bares para acabar.
Con cada calle te descubres, con cada fachada retomas una historia, de cuando hiciste pellas en el instituto, de las cenas con los de la universidad, de cuando te dejó tu primera novia, de aquella manifestación, de la vez que te fuiste a tomar una caña y acabaste de fiesta, de aquella nochevieja, de las mejores croquetas, de ese concierto, de cómo ligaste en un burger, de por dónde salías a correr, de las mejores vistas de la ciudad, de cuando te castigó tu madre, del kalimocho en aquel banco del parque, ...

A cada esquina que doblas nombras a alguien tuyo. Pablo, Jorge, Patrick, Fibi, Tania, Antonio, Alberto... Los nombras como si tu acompañante los conociera de toda la vida, sin percatarte de que es la primera vez que él o ella oye estos nombres.

El día se va acabando y con las últimas horas, sin darte cuenta, has enseñado tanto de la ciudad como de ti mismo.
La visita se acaba y tu acompañante no recordará muy bien de qué estilo era la catedral, en qué año se construyó la plaza Mayor o qué rey vivió en el palacio.

Y te da igual, porque sabes que de alguna manera lo has conseguido. Has conseguido que cuando vuelva a su ciudad y piense en tu ciudad, se acuerde de ti. Recuerde tus anécdotas. Recuerde tu gente.  Has conseguido que sienta parte de todo ello.
Has hecho que algo tuyo sea suyo para siempre.

Tengo 28 años.

24 +2 +2

24 años en Madrid
2 años en Munich
2 años en Barcelona

Siento las 3 ciudades como mías. En sus rincones se perdieron 24, 2 y 2 años respectivamente de Guille. Y en sus rincones se lee toda mi vida.


Sólo me queda descubrir de qué forma va a continuar la suma.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una especie en extinción

Son las 7.05 am.

Vuelvo de trabajar y necesito llenar los 55 minutos que quedan hasta mi revisión de la ITV.
Necesito también un sitio donde llenar mi estómago para llenar estos 55 minutos de espera.  Cenayunaré, que es la cena que hago a la hora del desayuno cuando trabajo de noche. 
Los párpados se empeñan en cerrar ya el chiringuito y pesan tanto que tengo que levantarlos con los dedos para seguir despierto. Un poco más, ya no queda nada.
Callejeo buscando algún Bar abierto para comerme un bocadillo.

7.10 am. Primera parada. ¿Podrían hacerme un bocadillo? No, a estas horas no hay pan

Sigo callejeando. Coloco un gato hidráulico en mis párpados para que aguanten.

7.16 am. Segunda parada. ¿Podrían hacerme un bocadillo? No, a estas horas no hay pan.

Vuelvo al coche. Me doy un par de bofetadas. Duele. Pero no despiertan.

7.21 am. Tercera parada. ¿Podrían hacerme un bocadillo? No, a estas horas no hay pan.

Saco el revólver de emergencia que guardo en la guantera para estos casos. Giro la ruleta y quito el seguro como en las películas

7.26 am. Cuarta parada. ¿Podrían hacerme un bocadillo?
Sonrisa del camarero
"Eso está hecho amigo. ¿Lo quieres frío, caliente?"

Amigo...Amigo....AMIGO ERES TÚ!!! Desde luego eres mi mejor amigo en el día de hoy.

"¿Bocadillo de hamburguesa puede ser?" Pregunto con timidez.
"Marchando, no tardo nada. Otra sonrisa"

Apoyado en la barra con medio culo puesto sobre el taburete me fijo en el bar. Pequeño, un bar de barrio cualquiera. Escucho la plancha crepitar. No deja de entrar gente y a cada persona se oye su nombre y se le pone lo que quiere antes de que lo pida.
"Javier, monstruo! A llevar a las niñas al cole, no?" Sonrisa y el sonido de una taza de cortado sobre la barra.
"Olga cariño! Ya vas tarde!" Sonrisa y un zumo de naranja y un cruasán encima de una mesa.

Mi hamburguesa sale y, efectivamente, no ha tardado nada. Eso a pesar de que no ha parado de entrar gente y de que él está solo atendiendo todo el bar. Eso a pesar de que a cada persona no le ha faltado su café o su sandwich o su cruasán en la barra antes si quiera de pedirlo.  Eso a pesar de que no le ha faltado una sonrisa para nadie.

Sale de la barra y me lo acerca a la mesa con unas aceitunitas. (Nota: lo de las aceitunas en Cataluña hay que pagarlo)
"Que aproveche majo"
Lágrimas de emoción. En un plato rectangular se presenta una baguete bien grande, untadita con su  tomate, con 2 hamburguesas tapadas con una loncha de queso cada una y cebollita brillando.
Mientras como en la mesa sigo escuchándole sonreír.

Mastico y se me ocurre que la gente en realidad no baja a tomar café.
Lo que pienso es que acabo de conocer al primer camarero terapeuta.
La terapia, muy sencilla. En los 5 minutos que dura mi café noto que alguien a las 7 de la mañana me da un arreón de energía, me recibe con un gesto amable y me hace empezar el día con una sonrisa.
Sonrisa.  No le vi parar de sonreir.

Me acabo la hamburguesa.
"Riquísima" le digo. "Ha sido lo mejor de mi día" . Para bien o para mal, le estaba diciendo la verdad.

Sonríe, para variar.

Acabo la ITV y vuelvo a casa pensando en el camarero. En qué grandes son las personas que hacen de su trabajo el lugar más propio para hacer sentir bien a los demás.
En qué grandes son los que hacen de su puesto de trabajo una oficina y de su trabajo una terapia continua.

Una especie en extinción.

domingo, 16 de octubre de 2011

DE LOS NERVIOS

Caminando de un lado a otro del pasillo

Abriendo y cerrando una y otra vez la tapa del boli que tengo en la mano


Respirando fuerte

Haciendo un nudo agarrando fuerte la tela de mis vaqueros.

Me llaman. Sube el pulso cardiaco. No es. 

Hablando sin parar con quien tengo a mi lado.

Comiéndome compulsivamente un paquete de pipas tijuana hasta acabarlo.

Encendiendo un pitillo antes de acabar el que estoy fumando.

Me llaman. Sube más el pulso cardiaco. "Que sea, que sea, que sea". Descuelgo. No es. 

Agarrando fuerte a la persona de al lado

Pensando, cuándo llamará. 

Tarareando la misma canción una y otra vez.

Pensando qué diré.

Caminando de un lado a otro por el pasillo

Pensando qué dirá. 

Caminando de un lado a otro por el pasillo.

Poniéndome en lo peor.

Caminando de un lado a otro por el pasillo.

Poniéndome en lo mejor.

Navegando por todos los menús del móvil.

Abriendo y cerrando las mismas páginas de internet.

Pensando "Igual manda un correo"

Actualizando una y otra vez el correo.

Comiendo compulsivamente lo que queda de chocolate en la nevera..

Encendiendo un pitillo antes de que se acabe el que estoy fumando.

Suena el teléfono. "Que sea, que sea"....

ES

Me tiembla la voz al principio, pero en pocos segundos lo consigo. Consigo dejar de abrir y cerrar la tapa del bolígrafo. Suelto el nudo que había hecho con la tela de mis vaqueros. Consigo dominar mis pensamientos. Mi voz vuelve a ser mi voz.
Respiro.
Digo lo que tenía que decir y me dicen lo que me tenían que decir. Cuelgo.

Respiro. Suave. Contento.

Ya está.

Sólo hay una cosa que no entiendo

¿¿Por qué cojones estaba tan nervioso, si al final sólo era una tontería??

Claro, que eso siempre lo pensamos después.

sábado, 8 de octubre de 2011

Póker de pókers

Así es amigos.
4 situaciones de la vida
4 únicas respuestas para cada situación.

Un poker de pokers.
Alguna fuerza superior dictó que a estas cuatro situaciones sólo le pudieran seguir 4 posibles reacciones. Como si se tratase de una ley física. Una ley más fuerte que el vino en botellas de plástico sin etiquetar. Una ley que dicta más que vuestra profe de lengua de 4º de primaria. Una ley más absoluta que un número entre dos barras verticales. 
No me enrollaré más y paso a presentaros los casos:

Situación a: Conduces sólo y te toca esperar a que se ponga en verde un largo semáforo:
   1- Apoyas el codo izquierdo en el marco de la ventana y te muerdes las uñas de la correspondiente mano
   2- Luchas por extraer un moco de tu cavidad nasal, lo consigues, haces pelotita y lo lanzas
   3- Golpeas con la mano el volante, el salpicadero o la palanca de cambios al ritmo de la música (o eso crees tú) mientras asientes con la cabeza e incluso te muerdes los labios.
   4- Te descojonas mientras observas cómo un conductor vecino hace alguna de las 3 anteriores

Situación b: Subes en el ascensor con un vecino al que conoces únicamente de verle en el ascensor:
   1- Mantienes tu mirada baja, haciendo que observas, por ejemplo, la bolsa que llevas. Llegas/llega a tu/su piso y os despedís con una sonrisa más falsa que el color de piel de Belén Esteban.
   2-Smalltalk clásico. Ejemplo:
                            - Todo bien?
                            - Vamos tirando. (y sonrisa)
                            - Que no es poco (y sonrisa)
       (normalmente 3 frases suelen ser suficientes. Para los que vivan más allá del décimo, habría que recurrir a la opción 1 de nuevo)
   3- Miras a una de las esquinas del ascensor y das toquecitos en la pared del mismo, bien con tu dedo o bien con algún objeto que lleves, habitualmente con las llaves.
   4-Smartphone, más que nunca en estas ocasiones, te salva la vida. No hace falta que mires nada concreto. Basta con que pases de una pantalla a otra.

Situación c: Estás sentado en el sillón de la peluquería, mientras te cortan el pelo:
   1- Contestas con monosílabos y sonrisas más falsas que el apretón de manos entre Florentino y Laporta a todas las preguntas que el peluquero/a te va haciendo para amenizar la media hora que estás allí.
   2- Aprovechas la mínima para soltarle un discurso al peluquero/a sobre algún tema que él/ella han sacado. Te creces, quizá por el hecho de que él/ella te da la razón a todo lo que vas diciendo
   3- Te pasas todo el tiempo que dura el corte de pelo mirándote serio al espejo, viendo cómo evoluciona tu cabeza segúna avanza el tiempo. Aprovechas momentos de despiste del peluquero/a para poner caretos.
   4- Lees y odias que cada minuto te caiga un mechón mojado en la revista.


Situación d: Acaban de fregar una zona y tienes que pasar por ella
   1-Pasas apoyando los pies muy despacio, como si eso fuera a hacer que manches menos.
   2-Pasas de puntillas y muy rápido, como si eso fuera a hacer que manches menos.
   3- Pasas por un lateral, como si diera igual que el lateral se manche. 
   4-No pasas

lunes, 3 de octubre de 2011

JUAN

Juan se aclara la garganta y con mirada de pillo deja salir su voz rota:
-'Lo tengo apalabrado con San Pedro hasta los 125'
Sonríe y nos mira por encima de las lentes de sus gafas.
Mientras come nos recuerda cómo era el camino desde Sabadell hasta Extremadura para comprar lana en una España que se recuperaba lentamente de la guerra. Sus ojos vidriosos proyectan sobre la mesa todos aquellos recuerdos.
-'El pan de allí es algo que uno no puede olvidar nunca' - mientras habla aprieta sus manos rugosas como si tuviera una hogaza entre sus manos y quisiera volver a oírla crujir. Viéndole, soy casi capaz de oír el crujido.

Más cerca de los 90 que de los 80, nos toma el pelo una y otra vez durante la comida. Aprovecha el despiste de su hija para echarse un poquito de vino en el vaso. La ocasión lo merece. Sus historias lo merecen.

Sus ojos se pierden para buscar entre los recuerdos y hablarnos de aquello que pasó 20, 30, 40 años atrás. Sus palabras pesan, atraen, hipnotizan. Uno se quedaría horas escuchando ese ritmo pausado.
-'Madrid, ¿sigue estando en el mismo sitio?' - pregunta de nuevo con su mirada irreverente.
Se divierte. Sonríe.

Juan no recuerda a menudo qué ha hecho durante el día. Olvidó si ha cogido las llaves. Olvidó el camino de vuelta a casa y se quedó en mitad de la plaza asustado.

Es normal. Tantas cosas bonitas vividas. Tantos recuerdos de valor incalculable.
Lo entiendo. Entiendo que el cerebro prefiera dedicar su espacio a eso tan bonito que vivió, y no a la vida cotidiana de hoy. Entiendo que la cabeza luche por no perder ni un solo detalle de esa vida fascinante.

Y allí estaremos, en la misma mesa que él, dejando que Juan nos siga fascinando

Por lo menos otros 30 años........si San Pedro cumple lo prometido!

miércoles, 28 de septiembre de 2011

A TU EDAD...

No sé si a vosotros os pasa, pero a mí aún no me ha ocurrido. Me refiero a sentir la edad que uno tiene. No me pasa, no me ha pasado en casi 28 años. Y pienso, será cuestión de tiempo.

O no.

Tengo la ligera sospecha de que, independientemente de lo mayor que uno sea, nunca se acaba de sentir como la edad que tiene.

El error no está, en mi opinión, en sentirse de una u otra manera con determinda edad. El fallo está en la idea equivocada que uno se hace cuando es más joven sobre cómo se va a sentir o se supone que tiene que sentir cuando sea mayor.

Se asocia, por poner un ejemplo, que a los cuarenta años alcanzamos la madurez y estamos en plenas facultades mentales, que a esa edad se encuentra la punta de estabilidad. Ocurre, supongo, que se llega a los cuarenta y que uno descubre que las dudas no han acabado por desaparecer. Bueno, quizá han desaparecido, pero han aparecido muchas otras que antes no estaban. Uno llega a los cuarenta y sigue sintiéndose inseguro en muchas cosas, más estable en algunos aspectos pero sorprendentemente menos estable en otros. En definitiva, según lo veo yo, uno nunca tiene la sensación de tener la sartén bien cogida por el mango. Sea cual sea su edad.

Y el error está, repito, en tener la creencia de que algún día la tendremos.


El otro día me puse a pensar en cómo debe de ser afrontar la vejez. El tener 70,80 o 90 y seguir pensando (como estoy seguro de que ocurre), que aún te queda mucho pendiente.
Porque si hay algo seguro es que la ambición de tener la sartén bien agarrada por el mango existe en todos nosotros. Todos queremos que llegue ese día en el que estamos seguros de que dominamos nuestra vida, ese día en el que pisamos fuerte y sin mirar porque sabemos que nada va a fallar. Aspiramos a ello. Y dedicamos gran parte de la vida a ello.

Pero pienso en tener 70,80,90 y se me ocurre que continuaremos teniendo exactamente la misma sensación que tenemos con 20,con 30, con 40, con 50... La sensación de que tenemos que mirar donde pisamos, la sensación de que cualquier cosa puede fallar.

En definitiva, la sensación de que en 70, 80, 90 años no he sido capaz de agarrar la sartén por el mango.

Lo pienso.

Y me alegro.

Y lo quiero para mí. Con 70, con 80, con 90.

Porque entiendo que en el momento en el que ya no tengamos esa sensación será muy aburrido vivir.

martes, 27 de septiembre de 2011

No lo soporto

La gente que te da la mano de la forma que le ha enseñado su libro "Expresión corporal para los negocios" y que está convencido de que la fuerza con la que aprieta es proporcional a la seguridad en sí mismo que tiene..

Las duchas donde el agua caliente tiene su momento, y que ese momento haya pasado ya cuando aún te queda lavarte la cabeza.

El moreno de rayos uva en el mes de marzo, en esos que quieren ser los primeros en estar preparados para el verano.

Los camareros que te perdonan la vida mientras consumes en sus locales.

La gente que decide empezar a montar en bici y se compra la bici de 700 euros, 2 maillots, 1 culotte, los zapatos especiales y una mochila de bici antes de saber cuánto y cómo los va a usar.

Las golosinas que se te quedan pegadas en las muelas.

Las gafas de sol que tapan el 70% de la cara.

La persona a la que le encanta darte una y otra vez con su codo en tu brazo mientras cuenta una historia graciosa, para que no pierdas detalle, supongo.

Los dependientes del Corte Inglés que te rodean como hienas cuando ojeas algo, te miran amenazantes (sonriendo, pero amenazantes) y te preguntan "te puedo ayudar?", bajo lo cual tu respondes "no gracias, sólo estoy mirando", lo cual es evidente, porque si necesitases algo ya lo habrías preguntado.

Las expresiones políticamente correctas y a la par políticamente absurdas que empleamos cuando hablamos de otros, tales como "el chico que está fuertecito", "la mujer de color" o "ese de mi departamento que no tiene mucho pelo".

Sentarme en un asiento caliente en el metro

Las comedias románticas en las que él, un chico atractivo pero algo patoso, se enamora de ella en alguna escena habitual como que se choquen y recojan juntos los papeles. A consecuencia de estar enamorado se pasa la primera mitad de la peli haciendo cagada tras cagada, lo cual le lleva a ella a pasar de él y liarse con otro tío que claramente no está hecho para ella. Sin embargo ella se da cuenta de su error por algún acto genial del chico número uno. En ese momento el chico número uno, al haber perdido la esperanza con ella, se lía con otra. El final inesperado consiste en una declaración mutua de amor y besuqueos sin límites acompañados de una escena de cama en la que no se ve nada y de una moraleja sobre el amor que a casi todas las chicas las deja reflexionando.

Los bares de Barcelona, en los que te cobran como tapa las aceitunas.

Los profesores que no valen para profesores

Que se me clave en la pierna todo lo que llevo en los bolsillos cada vez que me siento con vaqueros.

Las obras de mi vecindario cuando voy de turno de noche y tengo que dormir de día.

La gente que se ríe muy muy alto de sus propias gracias.

Y
SOBRE TODO
ANTE TODO
POR ENCIMA DE TODO

NO SOPORTO QUEJARME!

domingo, 25 de septiembre de 2011

(Mis) Placeres de esta vida

La última patata de la ración de bravas, rebañando los trocitos de sal gorda de todo el plato

El tilín tilín de los hielos contra el vaso, el crujido metálico al abrirse la lata, el glu glu glu de la coca cola precipitándose, el cris cris cris de la espuma subiendo rápidamente en primera instancia y bajando perezosa después, el romper de las burbujas en mis labios, la exhalación de aire final. 
 
Tumbarse en una cama con las sábanas recién lavadas, sentir el frescor de la almohada al aplastarla, agarrar con los piés el edredón por su estremo y sentir cómo se van calentando poco a poco.

Coger la posición en el sofá, taparse hasta la barriga, poner cualquier programa de televisión y saber que esta siesta me la he ganado.

Una ducha bien caliente después de salir a correr en invierno, pintar una cara con mi dedo en el espejo empañado y luego borrarla para descubrir otra cara, la mía, roja como un tomate y con todos los pelos para arriba.

Una mañana de domingo sin resaca, descubrir que el domingo tiene 24 horas y no 12 como he llegado a pensar.

Un bol de palomitas en mi mesa acompañando a la cerveza que me acabo de pedir.

Un bebé que me mira y se ríe.

Estar en la cola del mercadona y oír "Por favor pasen por la caja número 3 por orden" y que por orden sea yo el primero

Que los semáforos de la Diagonal se pongan en verde un tras otro al verme llegar en mi Almera plateado.

Las camisas que no necesitan plancharse.

El olor del césped recién cortado entrando por la ventana.

Una parada de bicing al lado de la discoteca cuando vuelvo de fiesta.

Un kebab abierto a esas horas junto a dicha parada de bicing.

La ensaladilla rusa de mi madre.

El sonido de la lluvia contra la lona de tu tienda de campaña, el saco abrigándote, los ojos curiosos de los demás compañeros de tienda resaltando en la penumbra, el olor a plástico, la sensación absurda de aventura.

Fichar a la salida un viernes.

Llegar a una ciudad desconocida, la inseguridad de no saber dónde está nada y de no saber si me van a entender, descubrir, aventurarme, equivocarmse y, por fin, enterarme de las cosas.

Coger aire y descender en el agua, aletear con fuerza, compensar los oídos, volver a aletear. Y, una vez ahí, ahí donde sientes que ya no puedes más, observar. Parar el tiempo, parar el pulso si hace falta para que no moleste. Observar. Escuchar. Y, cuando el cuerpo avise, volver a subir. Aletear, parar, aletar. RESPIRAR.

Un mojito bien hecho.

Y

SOBRE TODO

ANTE TODO

POR ENCIMA DE TODO,

UN PLACER CONOCERTE

lunes, 19 de septiembre de 2011

CALLEN Y LEAN

Di mi nombre y desaparezco.

El silencio.


Haga lo que haga, siempre desapareces. Si ando, te vas con mis pasos. Si no ando, con mi respiración. Si no respiro, con mis latidos.
El silencio. No se está quieto, dura tan poco tan poco tan poco que en el mismo momento que nos concentramos en él ya ha desaparecido.
Y es curioso. Porque igual que siempre desaparece, el silencio SIEMPRE tiene la última palabra. Nos pongamos como nos pongamos.

Frente a esta ley inamovible, lo mejor es ser práctico: tiene algo ganado el que sabe aceptar el silencio, gana un poco más aquél que sabe respetarlo y tiene mucho, mucho ganado el que sabe utilizarlo. Casi siempre fracasa aquel que se empeña en llenarlo.

En una conversación, en una discusión, en una negociación. Siempre gana el que gestiona los silencios, aquél que los crea en sí mismo o los fuerza en los demás, aquél que los rompe o los alarga a su voluntad. Simon y Garfunkel dedicaron a mediados de los 60 una canción al Sonido del Silencio. En realidad no hay un sonido del silencio. Hay muchos. Tantos como sentimientos. Sonido de nervios, de miedo, de seguridad, de orgullo, de respeto, de cariño, de fascinación, de duda. Sonidos muy fuertes, tanto que a veces a uno le entran ganas de pedirle al silencio que baje un poco la voz.
Ocurre que el silencio, que ata de pies y manos al sentido del oído, deja indefensos al resto de los sentidos.
Por eso siempre sentimos todo con más detalle en silencio. Por eso en silencio se revela tan fácilmente qué es eso que sentimos.

Que no suene descortés. Pero hoy cambiaré el título del blog.

Hoy les invito a que Callen y Lean.

A ver qué se siente.
 


 

martes, 13 de septiembre de 2011

En seguida, Jefe

Hace 122 años nacía en un pueblo austriaco al norte de Salzburgo el tercer hijo de Alois, un agente de aduanas, y su tercera mujer Klara, que al mismo tiempo era su prima.

Hace algo más de 80 años el hijo de Alois y Klara se hacía con las riendas de un país que no era el suyo y movilizaba con su discurso a millones de alemanes hacia el levantamiento contra el mundo. El Leitmotiv: la lucha por la dignidad de un pueblo y una raza...que no eran las suyas.

Hace 76 años, en la ciudad bávara de Nürnberg, el mundo destapó todas las barbaridades que aquel hijo de un agente de aduanas promovió. Algunos de los que participaron en aquellas atrocidades fueron juzgados y condenados entonces.

Hoy, nadie se explica cómo pudo ocurrir que los más de 65 millones de personas que integraban la Alemania de entonces fueran parte de aquel movimiento. No encontramos lógico que no existieran levantamientos, que nadie intentara parar esa rueda de destrucción. Por más que le damos vueltas no nos explicamos que un pueblo tan desarrollado pudiera llegar a esos extremos tan alejados del desarrollo.

Somos presa de la jerarquía. Somos víctimas de la autoridad. Somos débiles frente a lo que entendemos está por encima nuestro. Lo aceptamos. Lo asumimos. Y lo hacemos, si entendemos que el no hacerlo va a provocarnos perjuicios. Es sencillo. Y, aunque las consecuencias no sean comparables a lo ocurrido durante el régimen nazi, somos partícipes de ello en nuestro día a día.

¿Cuántas veces hemos defendido a nuestro jefe sin estar de acuerdo con él? ¿Cuántas veces, tras discutir con él y expresar nuestro desacuerdo nuestro jefe dice "se hará así y punto", y así lo acabamos haciendo? 
En cualquier institución, en cualquier organización, en cualquier empresa, se hace siempre lo que el gran jefe dice. Y, por supuesto, lo más rápido posible. Uno es libre de no hacerlo, pero sabe que eso no le reportará nada positivo. 
En la fábrica, cuando se sabe que alguno de los grandes jefes o alguien importante va a hacer una visita, todo el mundo se moviliza para conseguir que todo esté limpio y funcione bien. Todo debe estar perfecto. Y todos somos hormiguitas que dejamos de hacer lo que estemos haciendo en ese momento para que el gran jefe lo tenga todo a su gusto.
Dejamos de hacer incluso nuestras obligaciones en el trabajo para atender la prioridad en ese momento: los jefes. A veces resulta muy ridículo. Y, resultándolo...lo continuamos haciendo.

Visto que la jerarquía es una fuerza superior en cualquier organización, un factor esencial reside en la calidad de los jefes y, muy especialmente, del gran jefe. Es vital la coherencia de sus decisiones, pues éstas se extenderán en forma de catarata aguas abajo, para implicar hasta al último de los integrantes.

Sin duda los alemanes se encontraban en una situación así. Se hacía lo que el gran jefe decía. Y, por supuesto, lo más rápido posible. Uno era libre de no harcerlo. Pero no hacerlo no le reportaba nada positivo.

Por eso se llegó a donde se llegó. Porque todo lo que el hijo de aquel funcionario de aduanas austriaco decía se topaba con la misma respuesta. Una respuesta que nosotros mismos usamos día tras día: En seguida jefe.

jueves, 8 de septiembre de 2011

TRANSPARENCIA POLÍTICA

Hoy fue un día largo, muy largo.
A eso de las 11, volviendo a casa agotado después del trabajo, la radio de mi coche me amuermaba con el repaso a la actualidad política y económica.
Tan cansado debía de estar, que las órdenes que le enviaba a mi mano para que cambiase de una vez de emisora no surgían ningún efecto.
Con razón. Los 30 centímetros que separan el panel de la radio y la palanca de cambios en la que iba apoyada mi mano parecían una distancia insalvable a esas horas de la noche y con todo el cansancio acumulado.

Así que no quedó más remedio que escuchar el tostón de política y economía.


¿COMOOOOOO?
¿Pensábais que me iba a rendir tan fácilmente?

No señor, nooo. A mí no se me vende la misma retaila pesimista un día tras otro de manera gratuita. "Moriré en el esfuerzo", pensé.
Así que recurriendo al último resquicio de energía que me quedaba del melocotón que me había comido a las 7 de la tarde, cambié de cuarta a quinta y lancé mi mano hacia delante aprovechando la inercia del cambio de marchas.
Como en esas películas en las que el protagonista salta de la azotea de un edificio a otro, el momento estuvo lleno de tensión. Mi dedo ya casi estaba. Botón 5. Europa FM, ya te tengo. Por fin música vacía, paz para mis neuronas. Botón 5. Mi dedo. Mi dedo. Botón 5. Ya casi escucho la melodía "Europaaaa FM". ¿Por qué todo parece a cámara lenta?

La escena se reanuda y mi mano cae de nuevo a la palanca. La voz del comentador del magazine de noticias sigue narrando. He perdido.

Me resigno y escucho mientras voy dejando atrás farolas en la autopista.


Escucho. Y después de comprobar que la economía mundial se rige por ligeras connotaciones semánticas en los mensajes de unos pocos (ejem, Sr. Trichet), después de confirmarse que mis escasos ahorros en forma de acciones se van a convertir en aún más escasos, después de escuchar unas veinticuatro veces la palabra crisis y después de saber que los dos candidatos a la presidencia son dos perdedores (uno porque va perder y el otro porque, simplemente lo es), entonces....

MILAGRO! Por fin algo me hace sonreir.
(Qué grandes son esos momentos en los que uno va conduciendo solo y no puede guardar la sonrisa. Nota mental: dedicar un blog a este tema)

UN ACTO DE TRANSPARENCIA PARLAMENTARIA, escucho como titular.

"Transparencia Parlamentaria". Qué grandes son. Tras el titular se hace referencia a la publicación de los bienes e ingresos de los miembros del gobierno.
Las cifras, cierto es, me parecen de lo más razonable. Me hace gracia cómo nombran la marca de los coches, o el tipo de vivienda o viviendas que posee cada uno. El representante de CIU lo tacha de un acto para la chafardería, y, la verdad, coincido con él.
Decía que no me parecen nada altas estas cifras, porque casi todos los políticos provienen de familias muy acomodadas y de gran patrimonio. Así que encuentro normal que tengan varios inmuebles y activos invertidos.
De hecho yo, que me muevo en círculos de clase muy media, podría nombrar a más de un amigo que supera en patrimonio a los Bono y Compañía.

No son las cifras lo que me preocupa. Ni mucho menos. Me preocupa que el cinismo se haya instaurado tan tan adentro de la política que ya casi parezca natural.

"Transparencia Parlamentaria". Pero qué grandes. Nos venden como un acto de sinceridad polítcia el darnos a conocer sus cuentas. Supongo también que entienden que es un acto de FE por nuestra parte el aceptar esa sinceridad como cierta.

Sí, es un hecho que han publicado sus cuentas. Eso no se puede discutir, básicamente porque su elenco de asesores y abogados se habrá cuidado muy muy bien de que todo esté correcto. Pero habría que investigar de cuántas empresas, cuántos inmuebles, cuántas sociedades, cuántos terrenos, etc etc etc son dueños, titulares, socios y propietarios sus familiares, amigos y demás allegados. Yo, que soy más o menos bien pensado, digo que para llegar al total hay que multiplicar por 5 los datos que nos han ofrecido (alguno dirá que me quedo muy corto)

Prometo que no se volverá a repetir. Pero hoy acabaré el blog con un chiste.
El chiste se llama "Transparencia Política"

martes, 6 de septiembre de 2011

No-Soportismo

Uno no tiene que mirar muy lejos para adivinar que la práctica más extendida en la sociedad de hoy es el "No-soportismo".
El No-soportismo: causa de que cada vez haya más gente que es incapaz de encontrar una pareja de la que enamorarse.
El No-soportismo: la razón de que en la actualidad, en España, por cada cuatro personas que se están casando haya tres que se están divorciando.

Lo vivimos nosotros, lo vemos en nuestro entorno.

Nos estamos haciendo absolutamente No-soportistas. Exigimos a nuestra pareja todo lo que ella es y además le exigimos  todo lo que nosotros no somos pero quisiéramos ser. Queremos que tenga todas sus virtudes  y que no tenga ninguno de nuestros defectos.
En definitiva,  queremos que él/ella sean un "Yo mejorado".

Y así ocurre. Que conozco a alguien muy interesante. Que comienzo a salir con él/ella. Que me gusta. Que me empiezo a encontrar bien con é/ella. Y es precisamente entonces cuando comienza a rondarnos por la cabeza una temida palabra. Cuatro letras en forma de conjunción que echan por tierra cualquier plan con la otra persona. Sí, amigos. Hablo del tembile "PERO".

- Es muy divertid@ e inteligente, PERO sus amigos no me acaban de gustar
- Me parece tiern@ y atent@,  PERO me atosiga demasiado
- Es guap@, tiene un buen trabajo, es muy activ@, inteligente, PERO no me dedica el tiempo que yo quisiera
- Lo tiene todo, PERO.....

PERO, PERO, PERO...

El No-soportista piensa que, en alguna parte de este planeta, existe esa persona absolutamente perfecta, la persona sin peros, un "yo mejorado", su media naranja, la pieza del puzzle con quien encajar, ese alguien que le mejora y que además le hace ser mejor.

Visto que la fábrica de supermanes también debe de estar afectada por la crisis, no cabe duda de que el No-soportismo está destinado a la soledad.

No hay nadie perfecto, y eso es lo que el No-soportismo olvida.

Pero hay otra manera distinta de entender este asunto. Pensaréis que está sacado de algún final de película pastel o de algún libro de autoayuda, pero la realidad es que decir esto, pensar esto y creerse esto es una NECESIDAD a día de hoy:

Te quiero tal y como eres

Y con esto, no os preocupéis, que aunque las personas no sean perfectas, ya nos encargamos nosotros de hacer como si lo fueran.

domingo, 4 de septiembre de 2011

LA ULTIMA

"Coge una chaquetita, que parece que refresca"
He ahí la frase que, año tras año, condena el verano.
Ni el equinocio de otoño. Ni la vuelta al trabajo o a los estudios. Ni la vendimia.
NADA DE ESO
"Coge un jerseycito, que parece que refresca"
Ése es el final del verano.

Se te volvió a escapar, amigo. Un año más, la última noche de verano se fue sin avisar.

Y esa primera noche de no-verano, siempre es triste.
Andas hasta el lugar en el que has quedado con el peso incómodo del jerséy sobre tus hombros, con el tacto olvidado de los calcetines en tus pies, con el golpe ligero del viento en la cara.
A la luz naranja de las farolas del barrio le han entrado escalofríos con el viento y las sombras tiemblan a tu paso. Tú también tiemblas. "Es verdad que ha refrescado", piensas, aunque sabes que no todo el temblor es por el frío.
La última noche de verano se fue, y no le importó todo lo que aún te quedaba por hacer, y no se preocupó de todos los planes que te quedaban por cumplir.
Es lo traicionero eso del cambio, amigo. Uno no se da cuenta mientras se produce, sino cuando ya se ha finalizado. Y entonces es tarde.

Pero a mí eso del cambio me da igual.
El año que viene pienso estar bien atento, me concentraré para que no vuelva a ocurrir. No se me volverá a escapar. La última noche de verano será mía.
Y entonces, tras estudiarlo muy a fondo, tras trabajar en ello y poder estar bien seguro, en esa noche que sabré a ciencia cierta que es la última de verano me dedicaré exclusivamente a disfrutar de ella.
Me concentraré en el aire pasando por entre mis dedos a través de las chanclas, en lo ligeros que son mis brazos sin jersey. Disfrutaré de la cálida luz anaranjada del las farolas. Guardaré el brillo de los ojos de la gente en un rincón.

Puede que penséis, gente desconfiada, que hay altas probabilidades de volver a fracasar.

Pero os digo una cosa. Si el año que viene tampoco lo consigo...

Entonces, decidido.

Me voy a un país tropical, y así finiquito el problema  :)


 

miércoles, 31 de agosto de 2011

Me alegro por ti

Tengo una buena noticia.

La expreso.

Me escuchan.

Sonrisa. Pausa. Y ahí viene. Se acerca. Agárrense. La gran mentira.

'Me alegro por ti'

Ya llegó. Hipocresía en forma de convencionalismo que se acompaña de una nueva sonrisa y, por qué no, de un abrazo para dar más dramatismo al engaño.

Alegrarse por alguien es, efectivamente, sentir felicidad, satisfacción, orgullo por esta persona (en definitiva el pack Rey Juan Carlos) 

Sin embargo detrás de esta frase tan habitual, detrás de esta maravilla de la interpretación, detrás de este guiño atrevido al octavo mandamiento SÓLO (y remarco el sólo) existen 2 posibles situaciones, que nada tienen que ver con la alegría:
1- La indiferencia. Hablamos del 80% de los casos
2- La envidia y el resquemor. El 20% restante.

Leyendo esto muchos podréis estar pensando que me he vuelto loco, pensando que nadie se alegra por nuestras buenas noticias. Para nada. Por supuesto que existe gente que se alegra. Existe gente que se alegra incluso más que tú de las buenas noticias.
Un ejemplo: os puedo asegurar que un aprobado en ciertas asignaturas era una alegría que pocas veces más he vuelto a sentir. Pues bien, estoy seguro de que mi madre se alegraba aún más.
En efecto dentro de toda la gente que nos rodea existe un selecto grupo de gente que siente felicidad por nuestra felicidad.

Eso sí. JAMÁS (y remarco jamás) usarán la frase "Me alegro por ti".

Es más, en estos casos la hipocresía también hace acto de presencia. Y uno tiene que escuchar cosas como "qué hijo de puta", "cómo te odio" o "no te lo mereces" . Eso sí, aquí el abrazo y la sonrisa son de verdad.






domingo, 28 de agosto de 2011

VIVIR PARA NO CONTAR...

Vivir para contar.
Eso es, literalmente, a lo que nos dedicamos. Queremos viajar, queremos que nos pasen cosas fabulosas, conocer a gente excepcional, tener sensaciones únicas...sí, sí, queremos todo eso, pero lo que de verdad importa y por lo que en realidad nos desvivimos es por darnos el placer de contárselo a los demás.
Actualizo con la foto de la paella que me acaban de traer a la mesa, cuelgo el atardecer en esa playa espectacular, comento lo interesantes que son los dos amigos que acabo de conocer en la India, subo la camiseta nueva que me he comprado para salir esta noche.... subo, cuelgo, comento, actualizo... 

Y subiendo, colgando, comentando, actualizando, acabo por olvidarme de DISFRUTAR del momento. De saborear la paella, de perderme en el atardecer, de conocer a fondo a mis nuevos amigos, de lucir mi camiseta... Mi cerebro asocia cualquier cosa positiva que me pase a la necesidad de compartirlo cuanto antes con todos.
Y así ocurre, que vivo para contar.

En muchas noches de quedar con los amigos hemos acabado discutiendo por la misma razón. Algunos de los presentes se pasan la noche con la cabeza en el móvil. ¿Qué hacen? Chatear. ¿Qué cuentan? Pues que están pasando la noche con unos amigos y se lo están pasando en grande.
Vuelta a lo mismo. La necesidad de contarlo hace que en ese momento estén haciendo cualquier cosa menos pasárselo en grande con sus amigos. ¿Qué por qué no se lo pasan en grande? Pues porque están entretenidos contándolo.

Cuelgo, subo, comento, actualizo...

En el último viaje a Escocia bautizamos este fenómeno como la dictadura del Smartphone. Medio de coña.... Medio de verdad. Y es que en algunos momentos del viaje gran parte de nuestra actividad se basaba en intentar conseguir una foto estupenda que diera fe de lo bien que lo estábamos pasando.

Pensando en todo esto, se me ocurre que quizá deberíamos ser capaces de vivir y punto. Disfrutar, conocer, experimentar, sufrir, reír, ... todo para nosotros.
Lo dicho, vivir para no contar.



pd: Paradójica crítica de alguien que va a publicar en facebook esta actualización

jueves, 25 de agosto de 2011

Noticias de verano

A ti, señor o señora que descubriste cómo hacer pasar por un cable de fibra óptica información codificada en forma de unos y ceros, a ti te doy las gracias.
Y a ti, señor o señora que desarrollaste plataformas para convertir la información codificada en forma de unos y ceros en formatos digitales que contienen mis series favoritas, a ti también te doy las gracias.

Visto que lo de leer libros queda para momentos de fuerza anímica mayores que los que uno tiene en vacaciones, sin vosotros, señores y señoras que lleváis cada día de forma puntual el internet a mi ordenador, sin vosotros me vería revocado a tener que encender el televisor.

Qué desgracia la televisión en verano. Y no, no lo digo por los programas de debate del corazón, que están ahí en cualquier otra época del año. No lo digo por los realities cada vez más lamentables en los que sale gente cada vez más lamentable, porque éstos también los emiten durante todo el año. Lo que en realidad hace que en verano la televisión pase de ser algo mediocre a toda un despropósito son....
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LOS INFORMATIVOS!!!

En efecto. Los informativos. Faltos de contenidos, se convierten en magazines ridículos y demagógicos.
El lunes en el telediario de la Sexta de las 9 (hora punta, máxima audiencia), hubo una "noticia" consistente en sacar un montón de vídeos de gente metiéndose leches al tirarse en la piscina. La noticia ni siquiera acabó con el clásico mensaje para alertar a la gente del posible peligro de las piscinas (entonces quizá podría haber sido considerada como noticia), sino que acabó tal cual, después de la serie de hostias al más puro estilo vídeos de primera.
Al acabar esta primicia por fin vino algo importante. "Se confirma" , afirmó tajante la presentadora,  tras lo cual alguien inocente como yo se esperaba alguna información del tipo " Se confirma. La economía sigue en recesión" o "Se confirma. El turismo ha aumentado este verano" o cualquier otro dato interesante.
Pues bien. Lo que la presentadora del telediario dijo, después del notición de las hostias en las piscinas fue. "Se confirma. Epi y Blas no son gays". El titular fue acompañado de un amplio reportaje polemizando sobre la relación de las dos marionetas...

En fin, ahí lo dejo. Me voy a poner una serie en el ordenador

AH! No se me olvida. Otro día hablaré del otro gran tema del verano: las secciones de deportes de los informativos....

martes, 23 de agosto de 2011

A SOLAS

Cuando uno viaja solo en avión puede optar por dormir, por pensar, o por hacer una lenta transición del pensamiento al sueño.
El pasado lunes volvía desde Palma a la que ahora es mi casa en Barcelona y opté por la opción B: la de pensar. Y, precisamente, solo como volaba, me dio por pensar en la soledad.

El cantaautor madrileño Antonio de Pinto, dice en una de sus letras que para querer bien a alguien hace falta saber cogerle con una mano y saber soltarle con la otra.
Pues bien, a la soledad, como a una buena novia hay que saber agarrala fuerte en ocasiones y dejarla correr en otras..... DIFICIL TAREA.

El primer problema es lo complejo de la soledad, que aúna un estado físico y un estado emocional en un mismo concepto. Y así es, como dicen tantas canciones, que podemos sentirnos solos rodeados de mucha gente o por el contrario no percibir en absoluto la soledad a pesar de que no tengamos a nadie cerca.

El segundo problema se sitúa en su aleatoriedad. No hay regla escrita para la soledad, lo único cierto es su incertidumbre. La soledad no se consigue de una manera o de otra. No se escapa de la soledad por ningún método o receta. 

También está la cuestión semántica. ¿Qué estamos pidiendo cuando pedimos que nos dejen solos?
Pues la mayoría de gente lo que quiere decir en realidad es "me gustaría que te fueras, pero no me importaría que viniese otra gente a la que me apetece más ver, de hecho me ayudaría mucho".

Adicionalmente hay soledades positivas y soledades negativas. Y no importa el contexto.
Viajamos solos en el autobús y escuchamos las conversaciones de los demás, muy muy tentados de intervenir. Cenamos con todos nuestros amigos y en un momento de la cena nos aislamos para oir solo costillas adentro.

Es complejo este tema.

Aún sentado en el avión se me ocurre que todas mis soledades felices se han apoyado en algún elemento de la naturaleza. Sumergido en el mar. En lo alto de una montaña. En el desierto. Tumbado al sol en la playa.
Las soledades negativas, por el contrario, se suelen refugian en rincones. Un sofá. La cama. Un banco del parque. El coche.

Estoy escuchando la conversación de los de delante. Y yo que me pensaba que quería estar solo para poder pensar un rato sobre la soledad....





lunes, 22 de agosto de 2011

Re-Inicio

Todos tenemos algo con lo que nos sentimos absolutamente identificados. Una actividad en la que sale lo mejor de nosotros, con la que disfrutamos sin dejar reservas, en la que nos esforzamos sin límites, sin ser siquiera conscientes del desgaste, porque los únicos estímulos que somos capaces de percibir son los positivos.

Algunos, los pocos, tienen la suerte de que esa actividad les dé de comer. En su caso se trata de su "vocación". Otros, los muchos, nos conformamos con hacer de esta actividad "nuestra pasión".

Llevo mucho tiempo sin escribir. Nunca me atrevería a decir que escribir figura como una de mis pasiones. Al contrario. Siempre tiendo a escribir en momentos de estrés, especialmente estrés emocional. Me siento delante del ordenador con una cocacola con hielos sobre la mesa y algo de música y dejo que el estrés se escape a través de mis dedos a las teclas del ordenador para acabar en forma de algún cuento, opinión  o reflexión.
328 actualizaciones responden a 328 momentos en los que, de alguna manera, algo por dentro me llevó a este ritual de cocacola, música y teclado. 328 historias que han quedado en un blog que nació en Noviembre del 2006 y que ha durado hasta ahora.
Alguna tarde de domingo aburrida  he vuelto a leer todas las actualizaciones. Y, para qué engañarnos, más de la mitad me encantan. Me parecen geniales sin más. Me hacen creer que escribir SÍ podría ser una de mis pasiones. (la vocación la seguiré buscando)

Y es con este fin con el que he creado este nuevo Blog.

Re-iniciar. Como cuando le damos al botón del ordenador cuando se bloquea.

Espero que os guste. Espero que se transmita algo de esta pasión.