lunes, 30 de diciembre de 2013

Casi sin hablar

Casi sin hablar.
Nos hiciste grandes.
Despacito, con una media sonrisa, en silencio. Nos hiciste a todos tan grandes.

Ese es el regalo que nos dejas. Por eso no duele tanto la despedida. Porque si nos has hecho crecer ha sido a base de trocitos de ti, trocitos que fuiste dándonos con tu tiempo, tu paciencia, tu sorisa (siempre tu sonrisa!)...trocitos de ti que ahora son nuestros.

Casi sin hablar.
Regalando vida.
Y no hay nadie a tu alrededor al que no hayas hecho especial. Tus hijos, tus nietos, tus nueras, tus sobrinos, tus cuñados,...Recuerdo tus ojos brillando mientras hablabas de todos.
De ti nunca hablaste, pero te morías de ganas de hablar sobre nosotros a todos los demás.
Y en esas gafas que siempre llevabas debía de haber un filtro especial, porque sólo contabas cosas buenas.

Como en Big Fish, hiciste que la historia de tu vida fuera gigante porque hiciste gigante a todos los que te rodeaban.

Cogido de tu mano, entrando en el Lluis Sitgar, mi primer partido de fútbol.
Frente al espejo, mi primer nudo de corbata...el mismo que repito hoy.
Mis primeras clases de conducir.

Mi vida tiene tanto de ti.

Así que esa fue tu despedida. Todos recordándote. Todos reviviendo los momentos que nos diste. Algunos en alto, otros para sí mismos.
Sonrisas involuntarias Alguna lágrima también.
Y entre nosotros, una cuerda fuerte que nos unía.
Nos unía sin palabras, porque, está claro, no hacen falta palabras si una parte de todos nosotros eres tú.

Me siento muy feliz de haberme podido despedir de ti, y, sobre todo, de haber sido una pequeña parte de tu vida

....igual que tú, casi sin hablar, eres parte de la mía

..... y lo serás de todos los que me rodeen.