jueves, 21 de noviembre de 2013

La puerta atrás

Uno de los elementos básicos entre los fundamentos ofensivos en baloncesto es la llamada puerta atrás.

Trotando hacia fuera del aro. Clavamos el cuerpo, a la altura del triple es la zona ideal. Entonces llega el movimiento que sólo los grandes saben reproducir con artística naturalidad. Peso del cuerpo en una dirección, pero tus músculos pensando ya en correr hacia el otro lado.  Giro de punteras.  Cambio de dirección y cambio de ritmo hacia el aro.
Defensor clavado, se ha creído el teatro de tu cuerpo. Pase picado entre defensores y entrada a canasta solo.

Siempre me hizo gracia ese nombre, el de puerta atrás.

Repite el entrenador eso de que no hace falta correr mucho, ni muy rápido. Sólo es necesario un gesto. Clavar peso. Mentir con los músculos. Y un primer paso rompedor. Lo demás da igual. Lo de antes. Y lo de después.

Eso explica que Juan Carlos Navarro, que prácticamente anda cojeando, a sus treinta y tantos aún sea capaz de hacer una puerta atrás mucho mejor que muchos americanos diez años más jóvenes, capaces de humillarles en cualquier prueba atlética.

Yo era de los de mucho correr. Corría tanto que al final despreciaba la importancia del que era en realidad el momento clave. 
Siempre le he dado demasiado significado al esfuerzo. Como si correr más te garantizase mejores resultados.

En nuestra vida hay muchas muchas puertas atrás.

Situaciones donde lo mucho que corras, lo mucho que trabajes, lo mucho que te esfuerces no van a proporcionarte ni un gramo de mejora.
Situaciones donde no es la cantidad de ti, sino tu calidad, las que dictan tu éxito. 
Pero qué difícil resulta orientarse a la calidad de tus actos, a la calidad de tu vida...cuando en todos los lados se nos mide por la cantidad. Mal medido, claro. 
Gano 80.000 euros. Claro, me estás diciendo la cantidad de lo que ganas. Pero aún no me has dado un sólo detalle de la calidad con las que los ganas. 
Me paso toda la tarde con mis hijos. Claro, me dices que pasas muchas horas con ellos...aunque no me has dicho la intensidad con la que las pasas...

Y en la vida, en la vida no hay entrenadores en cada esquina para recordártelo...no corras tanto, céntrate en correr sólo cuando recibirás una ventaja de ello.

La puerta atrás. Me recuerdo a mí mismo gritándole a los niños en el entrenamiento...NO CORRAS TANTO!!! Ojalá hubiera estado Juan Carlos Navarro allí, al fin y al cabo un ejemplo vale más que mil palabras, me habría ahorrado muchos gritos.
Curiosamente (y eso me alegra de sobremanera) muchos niños aprendieron a hacerlo mejor que yo.

La puerta atrás. 
Que sólo los grandes maestros llevan a cabo a la perfección.
En la cancha
Y también en la vida.

En la cancha, una canasta fácil

En la vida...en la vida lo es todo. 







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