sábado, 29 de diciembre de 2012

Otra jubilación

Se despidió diciéndonos eso que desde el principio del concierto ya habíamos ido intuyendo poco a poco, canción tras canción. Quizá sea tan sólo eso. Quizá las cosas bonitas acaban llegando cuando uno se dice a sí mismo hoy no quiero pensar.

Con boina, camisa blanca a juego con su bigote y un manojo nervios Antonio nos recibió a cada uno de nosotros a la entrada de la sala con un abrazo, con una sonrisa, agarrando un segundo más tu mano. 
No tardó en confesar todas sus virtudes. Sus 59 años. Sus dos hijas. Su mujer. Sus amores de la infancia. Sus placeres. Sus miedos. Y la sombra de la boina se quedó pequeña para tapar la luz de sus ojos, que con alguna que otra canción temblaban y casi nos hacían temblar a nosotros. Y su bigote tampoco fue quién para ocultar una sonrisa que siempre empezaba en él y acabábamos haciendo nuestra. 

El aplauso se convierte entonces en nuestra única forma de agradecimiento. Uno aplaude concentrado, pensando que quizá por cosas del destino el cariño pueda viajar en forma de onda sonora desde nuestras manos hasta el escenario. 

No falta el último abrazo de Antonio al acabar. Radiante. Una vez más se detiene uno por uno, casi como un niño nos pregunta inquieto qué tal ha estado. Una vez más le cuesta soltar tu mano.

Tras casi dos horas uno se vuelve a casa con una sonrisa y sumido en una paradoja:  no puedes parar de pensar en qué bueno es eso de no pensar. De decirse a sí mismo no te escuches. Déjate estar. Déjate ser. 

Y Antonio, entrados los 50 años, se dejó estar. SE DEJÓ SER. Se olvidó de los miedos de una jubilación monótona tras una vida trabajando y se echó una guitarra al hombro para hacer algo muy sencillo: lo que él quería. 
Decidió jubilar a su jubilación, romper  con lo que se supone, olvidarse de lo que debería. Un gran ejemplo.  

Y a sus hijas, que se les llena la boca de color cuando hablan de él, les ha quedado mucho de ese Antonio. De la frescura de no tener que pensar demasiado cuando se trata de hablar, de contar, de sentir. 

Un placer volver así a casa. Con renovadas intenciones de planes de vida aún por hacer. 

Antonio, un consejo. Cuando te vuelvan las dudas, cuando vuelvas a preguntarte, te paso este link para que escuches  :) 


http://www.youtube.com/watch?v=UuRoXhRn7ic

1 comentario:

  1. Querido Guillermo, no puedo por menos que emocionarme al leer tus palabras, por lo que dices y sobre todo, por esa hermosa forma de decir que tienes. Inmensas gracias por este inesperado regalo que me haces. Un fuerte abrazo
    Antonio

    ResponderEliminar