miércoles, 5 de diciembre de 2012

Poner nombre a 3 años

Hoy los dedos se movían nerviosos, golpeaban la mesa, abrían y cerraban el boli. Hoy mis dedos me pedían hablar, hablar de mis recién cumplidos tres años en Barcelona.
Tres años. Tres puestos de trabajo en una misma empresa. Cuatro casas en un mismo barrio.
Aaaay...Qué típico sería decir ahora eso de qué rápido pasa el tiempo.

Tan típico como incorrecto. Porque el tiempo, aunque no nos lo parezca, pasa exactamente tan deprisa ahora como despacio cuando estamos esperando en la cola del servicio público a que nos toque el turno.

Algunas cosas no cambian. Como la de los pájaros en la cabeza, esos siempre están dando vueltas por ahí arriba. A veces me gustaría que me lanzasen un montón de cuerdas desde lo alto, atármelas a las muñecas,y, al más puro estilo la casa de UP!, dejarme llevar donde decidan. 
No me hago a quedarme quieto. Hasta me dolió contar los años en Barcelona. Uno, dos, tres. Y los pájaros desde ahí arriba cada vez el pelo menos rubio y algo más blanquito. 

Añoro los momentos de adaptación. El llegar, el tener que conocer, el no saber, el obligarse a salir. El organizarse. Añoro eso de irme haciendo fuerte allí donde no me conocen. 
No quiero ser un español por el mundo más. No quiero irme a tener una casa ideal con un trabajo ideal y salir sonriente contando lo ideal que ha sido todo. Ya os digo, el cuerpo me pide construir, empezar de cero, poner las piedras con la mano e ir mirando poco a poco la casa que voy construyendo.

Mientras tanto, no le puedo pedir más a la vida en Barcelona. Después de un año en esta ciudad con mar, fui a cruzarme con mi Mar en pleno centro de la ciudad, al ladito del Camp Nou. Resultó que mi Mar viene de Mallorca. Es un mar en calma, de esos de atardecer en verano, siempre dulce.
En el trabajo voy entendiendo que lo fundamental está en las personas. Que la clave está en hacer a tu equipo todo lo grande que puedas. Y eso quiero. Y por eso apuesto. Por convencerles de que pueden, por obligarles a crecer. Y viéndoles me convenzo. Me obligo. 
En el tema amigos tengo el placer de haberme rodeado de gente excepcional. Cada uno en lo suyo. Futuros líderes. Algunos talentosos, otros creativos, otros impulsivos. Genios. Resalto lo de la inteligencia, porque una de las cosas que más hacemos cuando nos juntamos es reírnos. Siempre lo he dicho, no hay prueba mayor de inteligencia que el reír y saber hacer reír. 

No quiero dejar nada sin repasar y pensando miro por la ventana. Barcelona pide a gritos la independencia. Yo diría que en realidad pide una solución para muchos otros problemas, pero alguien con las cosas muy claras le ha puesto el nombre de independencia. 
En mi opinión la fórmula es clara: mala gestión del gobierno catalán y español (igual de mala que la gestión de cualquiera del resto de autonomías) + el lastre que medios como telemadrid o abc generan en la opinión catalana + situación agravada de crisis + el lastre que medios como tv3 generan en la opinión catalana

Lo dicho, frente a la necesidad, siempre hay oportunismos. Eso sí, nadie ha hablado de resolver todos los problemas en la última campaña electoral.

Me canso de explicar que la gente de Madrid no es del partido popular por convenio.

Se echa de menos Aluche. El olor del frío por las mañanas. El viento en la cara subiendo a Casa de Campo. El olor del metro. Qué fuertes son los recuerdos traídos por los olores. Ver crecer a mis dos sobrinos. Pasar más tiempo con mis padres. Tardes de cañas con los amigos, hablando una vez más de las batallitas del instituto. Abrazos sinceros. Lágrimas de la risa. 

Mucho tiempo después me decido a escribir otro blog. Un blog que sirvió para lo que tenía que servir....

....poner nombre a recuerdos de tres años.



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